El guardian de la 27, Bolívar Ecuestre.

Una crónica de desparchado... Conociendo un poco más mi Bucaramanga. 




Aún sigue en mi mente aquel día del 2001 en que iba a tomar camino por primera vez a mis clases en el Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata más conocido en Bucaramanga como “Tecnológico”.

Eran cerca de las 11:30 AM y recuerdo lo asustado que estaba de tomar sólo y por primera vez un bus que me llevara al colegio. Me subí con mucha determinación al vehículo siguiendo a una señora de avanzada edad mientras yo trataba de repetir cada una de las cosas que ella hacía para no parecer un novato.

Logré sentarme en la parte trasera que parecía guardar una silla junto a la ventana sólo para mí e inmediatamente empecé a observar a la calle para divisar el recorrido y así cumplir lo que me había dicho mi hermano “Se baja cuando vea el caballo” del cual no tenía idea de dónde quedaba.

Después de casi 10 minutos de camino vi una figura imponente de un jinete que bajo su mirada cuidaba la transitada Carrera 27 y la entrada a la Universidad Industrial de Santander.

Llegué al lugar que alberga la escultura, me bajé y finalmente vi el colegio. Antes de ir a tomar las clases me tomé un momento para observar la enorme estatua que estaba rodeada de lonas verdes indicando que iba a ser reparada. Vi el reloj y seguí mi curso para no llegar tarde.

Con el paso de los años, la curiosidad me abordó y quise averiguar más con respecto al Bolívar en su caballo. Empecé a preguntar a varias personas del sector con respecto a su pasado y confirmando lo que sospechaba  me di cuenta de que nadie sabía sobre su historia, simplemente le observaban como otro objeto más en el entorno y no estaba dispuesto a que eso me siguiera sucediendo.

Indagando en diferentes archivos y páginas Web encontré algo de su historia y el por qué se encontraba en el sector. Tal monumento llegó a su punto de descanso en 1961 como un regalo de parte de Venezuela a Bucaramanga en el marco del día de las américas. En ese momento fue otorgada como muestra de la hermandad entre naciones.

Desde ese día y durante más de 50 años ha permanecido allí fijo ante la mirada de curiosos que han observado cómo se ha deteriorado durante años con el pasar del tiempo… 

Es una completa lástima observar la poca apreciación por parte de nuestra comunidad a una escultura creada en las manos del fallecido escultor español Emilio Lais Campos de quien otras obras en diferentes lugares del mundo son tesoros preciados de la historia.

Sería bueno que el instituto municipal de cultura junto a la alcaldía se preocuparan un poco más por educarnos sobre el pasado de nuestra ciudad bonita y el arte que alberga la capital santandereana. Esto crearía un buen camino para querer un poco más a obras como el Bolívar Ecuestre, guardián de la Carrera 27, que solo es titular en nuestros medios cuando es tomado como un encapuchado más en las “guerras campales” que pareciera aún viviera en los "tropeles" de la Universidad Industrial de Santander. 

2 comentarios:

  1. Cuando la Historia tenga su lugar en el colectivo, nuestra ciudad resplandecerá!!.
    BUena tu idea de multiplicar y hacer visible la Historia. Gracias.

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